Coaching – Metáfora (30) Los tres ancianos
Ella no los conocía y les dijo:
¿Alguna vez has sentido miedo, pena, euforia, asco, ira, culpa…? Cada emoción cumple una función, pero no siempre sabemos recoger la información que nos aporta. ¿Sabes cómo gestionar las emociones en tu beneficio, respetándote y respetando a los demás?
Desde hace cinco años venimos convocando la posibilidad de cursar en Valladolid este Taller de Inteligencia Emocional (IE1), impulsado por Paco Yuste. Tras el gran éxito de las anteriores once ediciones, celebradas en Valladolid en abril y septiembre de 2012; abril y diciembre de 2013; mayo y septiembre de 2014; marzo y octubre de 2015; julio de 2016; octubre de 2016 y octubre de 2017 lanzamos una duodécima convocatoria para el mes de diciembre de 2017.
Tras el gran éxito de las anteriores ediciones, celebradas en Valladolid en septiembre de 2013, febrero de 2014, diciembre de 2014, septiembre de 2015, marzo de 2016 y marzo de 2017, lanzamos la séptima convocatoria, facilitada por Paco Yuste, del nivel ‘IE2’ de la formación vivencial en Inteligencia Emocional. Esta formación prosigue con lo tratado en el taller ‘IE1’ y se celebrará el próximo mes de febrero de 2018.
Recientemente, en una formación sobre Inteligencia Emocional que estaba compartiendo, una joven a la que no conocía y que se encontraba entre los participantes me formuló una pregunta sobre la mejor manera para tomar decisiones importantes en la vida. Comentó que tenía una carrera científico-técnica y que en su trabajo diario manejaba cantidad de herramientas y métricas para la monitorización, seguimiento y mejora de los diferentes procesos de los que estaba al cargo.
Para poder reencuadrar su pregunta y anclarla con un caso real le respondí:
– Bien, supongamos que alguien está debatiéndos si casarse o no con su novio...
La chica enrojeció por completo, se agarró el cuello con la mano y se giró hacia su novio que, casualmente, estaba sentado también la formación, junto a ella. Al percibirla descolocada, me disculpé con ella y le sugerí un viejo método infalible para tomar deciciones, aunque con un enfoque y sentido totalmente novedoso.
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Hace un par de años, durante un taller de Inteligencia Emocional en Madrid, uno de los participantes compartía que se encontraba sumido en una crisis personal, ya de cierta duración, que le mantenía lastrado en el pasado y sin posibilidad de acceder a soluciones con las que encauzar lo que le había ocurrido, que no era poco. Después de escuchar con atención su prolongada y detallada narración sobre todos los fatalismos, que coleccionaba y etiquetaba como si de una colección de cromos se tratase, le conté la metáfora que comparto en este post.
Si pisas una caca de perro, es casi seguro que te pillarás un buen rebote, acumulando un considerable malestar mientras te apresuras cojeando a buscar un bordillo en el que limpiar la suela de tu zapato… Aún después de haber liberado el zapato de la suciedad contra el asfalto, puede que la incomodidad te acompañe algunos días, y se magnifique cuando veas a un perro delante de ti o pases por el lugar del «accidente». ¿Qué alternativas tienes ante este tipo de situaciones?