Coaching – Metáfora (9) Tesoros ocultos
La metáfora que comparto en este nuevo post nos hace plantearnos qué es un tesoro. Pocas veces somos capaces de ver más allá del significado que pueden tener las cosas al nivel más superficial. La infoxicación y el ruido al que nos vemos sometidos nos impide mirar en profundidad y detalle, más allá de lo obvio.
Si quieres encontrar nuevos tesoros, sigue leyendo.
Tres jóvenes estaban sentados en torno al lecho de su padre moribundo. Haciendo acopio de un último aliento, el padre les dice entre susurros que hay un tesoro enterrado en el campo que tiene la familia.
«¿Dónde?, ¿Dónde está el tesoro?» preguntan apremiantes los jóvenes. Pero para cuando quieren recibir respuesta ya es demasiado tarde. Su anciano padre expira sin poder contestarlos.
Después del velatorio y del entierro, los tres hombres cogieron picos, azadas y palas y se dedicaron a revolver el suelo, cavando bien hondo, no dejando un palmo de tierra sin remover. Pero no encontraron nada. Profundamente decepcionados, los jóvenes renunciaron a su búsqueda y regresaron a la ciudad.
Al verano siguiente, el campo produjo la mayor cosecha que haya tenido jamás.
Hay que ponerse manos a la obra para desenterrar los recursos, ya sea que estén dentro de uno mismo o en el mundo exterior. Estos hombres pasan a la acción, pero no logran reflexionar oportunamente sobre ello, ni tampoco tienen paciencia para establecer una relación causa-efecto. Están demasiado impacientes y buscan únicamente las gratificaciones inmediatas. Su concepto de «tesoro» se limita a lo que tenga que ver con los bienes puramente materiales. En relato nos apremia a percibir todos los recursos como un tesoro. El terreno, la tierra, el esfuerzo humano para ponerla en condiciones y que pueda dar sus frutos son tesoros en si mismos. Los tres jóvenes protagonistas influyen en la tierra mediante la acción, pero no son conscientes de la respuesta consecuente. Sus ritmos y prioridades son distintos y, por ello, no advierten los auténticos dones o tesoros hallados.
Nota: Quiero dedicar este post a Rebeca Pérez, asistente a la II Edición del Taller de Inteligencia Emocional en Valladolid (Septiembre 2012)
Rebeca
dic 02, 2012 @ 21:56:53
Querido Pablo, la sonrisa que me ha dibujado la dedicatoria es directamente proporcional al trabajo de reflexión que me deja la metáfora…gracias por dar alimento, de verdad…un abrazo enorme
Pablo Villanueva
dic 02, 2012 @ 21:58:15
Muchas gracias a ti, Rebeca! Nos vemos pronto, seguro. Abrazo.
Rodrigo
dic 14, 2012 @ 13:03:08
Muy bueno, Pablo,
es muy interesante la reflexión sobre la forma en que nuestras acciones dan continuamente lugar a tesoros .
Están por todas partes y están creados por nosotros mismos.
saludos
Pablo Villanueva
dic 14, 2012 @ 14:18:49
Muchas gracias por tu comentario, Rodrigo. Me alegra que te resulte interesante la reflexión que plantea la metáfora. Un gran abrazo 4×4!
Elena
dic 17, 2012 @ 12:21:11
Esta es una buena metáfora que debería conocer más gente para reflexionar sobre esa cortina de superficialidad que nos rodea. El mayor tesoro no es aquel que se ve, sino el que aún está por descubrir.
Pablo Villanueva
dic 17, 2012 @ 12:49:54
Muchas gracias por compartir tu comentario, Elena. Coincido totalmente con tu punto de vista. Siéntete siempre bienvenida en mi blog.
Sofia velasquez
jun 03, 2021 @ 03:43:09
Muchas gracias por la lectura está muy bonita nos deja una gran reflexión voy a escribirla en mi cuadernos de notas para que nunca se me olvida esa linda lectura y también la reflexión
Pablo Villanueva
jun 03, 2021 @ 20:26:51
Gracias por tu visita, Sofía.