Coaching – Metáfora (7) Sobre la Proactividad
Dentro de las muchas oportunidades de aprendizaje que nos regalaron los asistentes a la II Edición del Taller de Inteligencia Emocional del pasado fin de semana en Valladolid, pude comprobar lo ajeno que nos sigue siendo el concepto de Proactividad. Aún estamos muy lejos de tener interiorizada la genuina actitud proactiva.
Para mayor sorpresa, tras buscar el término en la página de la Real Academia Española me he quedado atónito al comprobar que no aparece contemplado entre sus muchas entradas. Personalmente, creo que es un concepto, perdón, una actitud que debería inculcarse desde la educación preescolar. Nuestra orientación proactiva está escasamente desarrollada. Y así nos va.
Pero lejos de querer proponer una definición que pudiera estar contemplada en la RAE, y antes de sugerir cómo entiendo yo la puesta en práctica de proactividad voy a invitar a comprender parte de su esencia a través de una metáfora.
¿Y tú, sabes lo que es la Proactividad?
Cuenta un relato de tradición oriental que un gran Emperador estaba buscando una persona competente y sabia en la que delegar buena parte de sus responsabilidades. El Emperador acumulaba ya un largo reinado y la edad había hecho mella en su capacidad para resolver adecuadamente muchos de los aspectos relativos a la gestión de su Imperio.
Reunió a los mejores candidatos de su Corte y también contrató a cazatalentos que recorrieron pueblos y aldeas publicitando el propósito del Emperador.
Tras unos meses, todos los posibles candidatos se reunieron en el más amplio jardín del palacio, presidido por un púlpito elevado desde el que les habló el Emperador:
«Habéis sido cuidadosamente seleccionados ya que tengo un problema y quiero saber quién de vosotros tiene los recursos necesarios para resolverlo. Lo que veis a mis espaldas es la puerta más grande, maciza y pesada de todo mi Imperio. ¿Quién de vosotros es capaz de abrirla sin ningún tipo de ayuda?»
Al contemplar la superlativa majestuosidad de aquella puerta, muchos de los candidatos se limitaron a sacudir la cabeza y marcharse. Parecía tratarse de un problema demasiado grande. Algunos otros examinaron el problema concienzudamente. Discutieron aspectos relacionados con la ley de la palanca, con el momento de la fuerza, recodando posibles teorías de solución a problemas que habían aprendido durante su formación en la escuela. Finalmente admitieron que ningún hombre en solitario podría cumplir la imposible tarea.
Después de que los más sabios y respetados hubieran aceptado que aquello que demandaba el Emperador era inviable, los restantes se dieron igualmente por vencidos.
Sólo uno de los candidatos se acercó a la puerta y la examinó a fondo y muy de cerca. La tanteó golpeando suavemente aquí y allá, estimó su grosor, comprobó la naturaleza y fabricación de los goznes. La examinó minuciosamente con sus propios ojos y manos. Presionó aquí, hurgó allá. Finalmente, pareció haber tomado una decisión. Respiró hondo, se concentró y empujó suavemente de la puerta.
La puerta se abrió fácilmente y sin ningún esfuerzo. Los demás habían dado por sentado que la puerta estaría atascada o cerrada herméticamente y que sus dimensiones harían imposible poder llevar a cabo la apertura de sus dos piezas. No obstante, la carpintería y el diseño eran tan artesanos y cuidados que un simple toque bastaba para entornarla.
El Emperador felicitó al candidato. Ya tenía la persona en la que delegar con total confianza.
Desde mi punto de vista, el éxito y la correcta resolución de muchos problemas (tanto en términos de Inteligencia Emocional como de otros más técnicos o lógicos) depende de ciertos aspectos clave y esta metáfora ejemplifica muchos de ellos.
1º Confiar en nuestros propios sentidos e intuición para comprender de manera plena, y lo más certeramente posible, todo lo que sucede a nuestro alrededor.
2º No aventurar falsas suposiciones.
3º Tener coraje para valorar opciones, asumir nuestra responsabilidad y tomar decisiones difíciles o arriesgadas.
4º Actuar, con energía y resolución.
5º Dirigir todos nuestros recursos y capacidades hacia un objetivo con sentido, sin tener miedo y aprendiendo de los errores.
La Proactividad se puede, por tanto, asociar a la iniciativa. No obstante, la iniciativa, por sí sola no ejemplifica la puesta en juego de la actitud proactiva. También nos podemos referir a ella como lo opuesto a la Reactividad. Las personas proactivas se mueven por valores cuidadosamente meditados y seleccionados. Pueden pasar muchas cosas a su alrededor pero son dueñas de cómo quieren reaccionar ante esos estímulos. Centran sus esfuerzos en lo que pueden hacer, se dedican a aquellas cosas sobre las cuales pueden y quieren actuar.
No hace falta explicar mucho más, para ello ya está la metáfora.
Nota: Quiero dedicar este post a mi amigo Rodrigo Llorente.
José Francisco
sep 19, 2012 @ 09:21:42
Me gusta mucho este escrito, artículo o texto (me niego a llamarlo “post”) y me gusta mucho el término “proactividad” por doble motivo, por lo que significa y porque es un término en nuestro idioma aunque no esté recogido en el DRAE. De hecho, espero que los señores de la Real Academia, que últimamente están muy ocupados en incluir chorradas en el diccionario, incluyan pronto este término antes de que adoptemos su equivalente en inglés. Si eso ocurre, empezará a gustarme un poco menos. Tengo que reconocer que lo que menos me gusta de esto del “Coaching” es precisamente el término y la cantidad de términos en inglés para expresar conceptos que pueden expresarse en nuestro idioma aunque sea mediante anglicismos. Y esto no es una fobia hacia los idiomas sino todo lo contrario, pero cuando hablo inglés me gusta utilizar palabras inglesas y cuando hablo español me gusta utilizar palabras españolas, maniático que es uno.
Pero vamos a la metáfora. Tengo una pregunta: ¿qué pensaríamos de un candidato que, como el que ejemplificas, hubiese directamente abierto la puerta sin examinarla a fondo y muy de cerca, sin tantearla golpeándola suavemente aquí y allá, sin estimar su grosor, sin comprobar su naturaleza y la fabricación de los goznes y sin examinarla minuciosamente?. Alguien que sencillamente, en tres segundos fuera, accionara la manecilla y abriera la puerta, así, sin perder nada de tiempo previamente, y únicamente si no fuera capaz de abrirla directamente se dedicara a un exámen más profundo de la puerta. ¿No sería esa persona más proactiva aún?. Es más ¿no sería más inteligente?.
Un abrazo al autor del texto y a nuestro común amigo Rodrigo Llorente.
Pablo Villanueva
sep 19, 2012 @ 10:24:09
Gracias por tu comentario, José Francisco. Recogiendo tu preferencia sobre el uso del lenguaje/idioma, paso a centrarme en tu reflexión final.
Me parece muy interesante tu propuesta. En el marco de la metáfora, quizás no, pero en el día a día la persona que tu comentas podría ser impulsiva o temeraria. Considero que la proactividad tiene esa connotación equilibrada, en algún lugar intermedio entre la pasividad, o la actuación bajo demanda, y otro extremo donde se situaría el impulso nada meditado o medido. La auténtica proactividad se ancla en valores de actuación, y por tanto no es más proactivo quien más lanzado es. Este es mi punto de vista, no pretendo sentar cátedra. Así es como he interiorizado la Proactividad, término, por cierto, atribuido al austriaco Viktor Frankl, figura con una historia vital de lo más ejemplificadora.
Javier Carbajal
sep 19, 2012 @ 09:42:32
Hola. En primer lugar dar las gracias a Paco Yuste y Pablo Villanueva por facilitarnos el aprendizaje de Inteligencia Emocional, en segundo lugar, agradecer también a todos los compañeros del Teller de IE por compartir esos momentos conmigo.
Ahora comprendo muchas cuestiones en el ámbito emocional, lo que aun no entiendo es porque a los niños no se les educa desde una Actitud Proactiva ni se les explica en que consiste la Inteligencia Emocional y como ser dueños de sus emociones.
Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida.
Pablo Villanueva
sep 19, 2012 @ 10:27:39
Gracias a ti, Javier, por tu participación, tu inquietud y tu progresiva apertura durante el desarrollo del Taller de Inteligencia Emocional de Valladolid. Ya sabes dónde me tienes para lo que necesites. Siéntete bienvenido en el blog. Un buen abrazo.
José Francisco
sep 19, 2012 @ 10:42:45
A mí también me gusta el equilibrio (llevo toda mi vida intentando ser equilibrado). Y coincido contigo en que las personas impulsivas suelen darse unos trastazos fenomenales. Mi comentario surgió de la lectura de la metáfora pero también puede tener aplicaciones en la vida real, conozco a personas que por carácter podrían ser «proactivas», pero de tanto reflexionar, de tanto estudiar todas las variables, de tanto sopesar pros y contras… terminan no haciendo nada. Mi propuesta es que hay ocasiones (toma de decisiones) en las que hay que pensar bien lo que se hace, pero también hay veces en que hay que ser «proactivo a tope», es decir, sin pérdidas de tiempo y sin dedicar más tiempo del que merecen a decisiones «no vitales». ¿Qué hay que abrir una puerta?. Pues la abrimos directamente y punto. ¿Qué no se abre?. Bueno, pues a buscar el teléfono de un cerrajero «echando leches», a ver si no nos cobra mucho. Y a otra cosa, mariposa.
Pablo Villanueva
sep 19, 2012 @ 13:19:54
Una persona que sufre parálisis por el análisis no me parece proactiva. La contrapartida de ser «proactivo a tope» (como comentas) puede que no se vea con el ejemplo de la puerta, pero a veces tienen efectos secundarios, o en nosotros o en los demás. Ser proactivo no es ser rápido o no perder tiempo. A veces alguien nos puede parecer decidido o resolutivo, no obstante también es posible que tras ese comportamiento se oculte una cierta comodidad, pereza por probar, aprender, insistir, etc.
Kevin
jun 22, 2015 @ 15:38:43
Buen día. Un saludo cordial para el autor del artículo.
Para tratar de complementar la idea del compañero José Francisco: quizá la proactividad sí es referente a un análisis demasiado profundo porque no se tiene un conocimiento previo sobre el elemento en cuestión; pero, ¿qué tal si, simplemente, «el personaje» habría empujado la puerta? -Como mencionó Pablo Villanueva, es referente a un impulso.
Cuando una persona proactiva tiene un vasto conocimiento sobre un tema o un proceso es más factible que ésta brinde una respuesta más rápida e innovadora (o de forma espontánea), sin necesidad de profundizar en detalles debido a la familiaridad que se tiene con el asunto.
Digamos, pues, que en este caso sí aplica una persona proactiva que puede dar una respuesta y toma de decisión sin realizar tanto esfuerzo en la investigación.
Pablo Villanueva
jun 30, 2015 @ 09:29:50
Muchas gracias por tu reflexión y aportación, Kevin. Bienvenido al blog. Siéntete libre de comentar y compartir lo que estimes oportuno. Un cordial saludo!
Rodrigo
sep 20, 2012 @ 09:27:19
Hola a todos.
Gracias Pablo por dedicarme el artí-post-culo…
Cuando salió en el mencionado taller la palabra/palabro ’proactividad’
era la primera vez que le prestaba atención (por no decir que era la primera vez que la oía).
En el curso, entre otras cosas, he podido reconocer y experimentar la proactividad,
(creo que al menos un poquitín).
A mi modo de ver, ahora, las cosas,
la proactividad no es resolver una indecisión o realizar una acción con presteza y/o
rapidez (mucho menos con pasividad o lentitud),
siento, sin palabras, que va un poco más allá…
Es lo que hace el chino del cuento (tiene que ser chino…)
Observa, analiza, toca, chupa, evalúa, sopesa…comprende la esencia… decide… y actúa… todo del tirón, sin pausa y sin prisa. No sobra nada.
Es como un todo continuo: análisis+reflexión+comprensión+determinación+acción.
También está claro que en cada caso la magnitud de la cuestión determinará el tempo de la posible solución.
Pablo la descompone, sabiamente, en 5 tarariro cojonudas reflexiones. Es que es un coach de altura…
Necesitamos entendernos, comunicarnos, y para ello damos nombres y definiciones.
Estamos acostumbrados a eso y queremos por tanto tener definiciones para todo.
Definimos amor, odio, angustia,…
Esto resulta algo evidente, pero, en mi opinión, muchas veces
resultaría más efectivo establecer en determinados casos
un ejemplo,un cuento, una anécdota, una parábola …
como la del dichoso chino, donde sientes lo que transmite…
lo malo es que el diccionario saldría un poco largo…
No lo sé, pero puede que después de que alguien experimente la proactividad sienta algo de vértigo,con regusto de responsabilidad, de toma de conciencia, de empoderamiento …
No sé como definir proactividad, es una rara palabra,
al que le toque definirla no le va a resultar fácil,
espero, al menos, la haya sentido.
Gracias Pablo, de nuevo, por ser tan pesado y darme tanto el tostón durante
tanto tiempo con el curso; sé que alguna vez te lo devolveré.
Ser proactivo, amigo José Francisco (y amigos todos del mundo mundial),
es apuntarse al curso en la tercera edición antes de que te lo cuente alguien… ¡que me lo quitan de las manos!
Abrazos 4×4 para todos, en especial para Javier, atento siempre a todo lo que se mueve…
Rodrigo
Pablo Villanueva
sep 20, 2012 @ 13:39:16
Amigo Rodrigo; gracias a ti por tu ejemplo y las reflexiones que compartes al hilo de la experiencia vivida en el Taller y de la lectura del post. Cada una de las frases que plasmas tiene un provechoso aprendizaje y un impagable crecimiento del que sólo TÚ eres responsable. Me quedo con este fragmento que me ha gustado mucho y que recojo con cariño para mi día a día:
[… sin pausa y sin prisa. No sobra nada.Es como un todo continuo: análisis+reflexión+comprensión+determinación+acción]
Un fuerte y agradecido abrazo.
Elena Vallejo
sep 20, 2012 @ 10:28:19
Lo primero, me quedo muy sorprendida al encontrar diferentes artículos sobre que es proactividad y como aplicarla a nivel personal y profesional y que nuestra querida RAE no la tenga incluída, sino que dedique su tiempo a incluir palabras que en un futuro no nos sirven para nada.
Lo segundo, creo que desde pequeños deberían inculcarnos ciertas aptitudes, tales como, la de emprender, para enseñarnos que «conformarse con…» no es lo más adecuado y que hay que tomar iniciativas.
Vivimos en una sociedad que opina de todo y sobre todo el mundo, pero creo, que nuestro mayor fallo es dejarnos llevar por ello en vez de tomar las riendas de nuestra propia vida.
Creo haber entendido que la esencia de la persona proactiva es la capacidad de liderar su propia vida, tomar sus decisiones y saber asumir las consecuencias, las cuales, siempre nos acaban enseñando.
En resumen, el desconocimiento de ciertas aptitudes o el miedo al famoso «que dirán…» nos hacen estar hoy donde nos encontramos.
Pablo Villanueva
sep 20, 2012 @ 10:55:04
Gracias por tu comentario, Elena, y por la oportuna correlación que estableces con el conformismo, la (sobre) importancia otorgada a las opiniones ajenas o el poder limitante de nuestra «zona de comodidad». Es un placer tenerte como lectora y comentarista de los post que comparto en este blog. Saludos!
Gloria
sep 20, 2012 @ 14:35:32
Hola Pablo,
Leyéndote me han surgido varias dudas:
– Uno, ¿nace o se hace proactivo?
– ¿Qué herramientas básicas tendríamos que utilizar para «hacernos» proactivos?
– ¿Cuál sería su antónimo?
Muchas gracias!
Gloria
Pablo Villanueva
sep 20, 2012 @ 21:28:32
Gracias por tu comentario y por tu interés, Gloria. Bienvenida al blog.
La primera pregunta tiene su dificultad. Tal cual yo lo entiendo (y sería un poco largo de explicar aquí -tal vez en otro post-) nacemos con la semilla de la proactividad (innata y no completa) que termina asfixiada por la reactividad (construida sobre las experiencias)
Con respecto a las herramientas para desarrollar la proactividad: el autoconocimiento, la identificación de valores y la inteligencia emocional pueden ser buenas palancas para ser más proactivos.
El antónimo más habitual cuando nos referimos a «Proactividad» es «Reactividad»
Saludos cordiales.
Santi Alonso
sep 25, 2012 @ 19:10:50
No ha habido mayor regalo hoy que encontrarme con este blog de Pablo y leer este interesante artículo y sus posteriores comentarios; y además leer a algunos de mis compañeros del segundo taller IE1 de inteligencia emocional, genial!!
Aporto un vídeo que me ha gustado por su sencillez y gran mensaje, y que me transmite, entre otros conceptos, proactividad.
Enhorabuena a Pablo y Paco por el taller, de matrícula. Cada día o cada dos me dedico a mi inteligencia emocional. Cuanto trabajo por delante, pero realmente interesante.
http://www.youtube.com/watch?v=skaWgBObI8w&feature=player_embedded#!
Un abrazo a todos
Santi…
Pablo Villanueva
sep 25, 2012 @ 21:07:57
Gracias Santi por tu comentario y por tu aportación! Es una suerte haberte conocido en el taller y haber compartido contigo algunas de las dinámicas. Siéntete bienvenido en mi blog. Adelante, valiente!
Iván Niso
oct 09, 2012 @ 17:56:39
Hola Pablo… ¿Que tal te va todo? Soy el «hombre conector» del ECP 3 de Sevilla. Me encantan tus relatos y no se por qué casuistica, cada vez que entro a leerte en tu blog, me llevo una aplicabilidad directa a lo que barrunto en este mismo momento, con el relato de turno. Y eso, sencillamente… Me encanta! También te comento que cada vez que escucho la palabra «palanca» es inevitable acordarme de una magnifica teoría que Paco Yuste nos explico en el ECPS desarrollada en una de sus entrevistas con el Prof. Huete, supongo que haceis referencia a ella porque os la comentará en aquellos cursos en los que asistierais como pupilos. Esa teoría la llevo tatuada en mi mente, y si algunos no la conoceis os invito a que la leais en el tema relacionado con el Talendo de su libro de herramientas de coaching personal. Un abrazo a todos y en especial para ti Pablo.
Pablo Villanueva
oct 09, 2012 @ 21:10:17
Hola Iván! Es todo un placer tenerte por aquí. Gracias por tu comentario, me alegra mucho que te guste y te sea útil lo que publico en el blog. Disfruté mucho impartiendo la clase el pasado julio en el Experto en Coaching Personal de Sevilla. Un fuerte abrazo.
Eli
dic 04, 2012 @ 11:24:30
Según he empezado a leerlo, intuía que la solución era, simplemente, empujar la puerta.
Cuántas veces nos ha pasado, que tenemos la solución delante y no la vemos o no queremos verla. Nosotros mismos ponemos barreras, quizá por miedo, por comodidad, por falta de curiosidad…por no pararnos a pensar que la solución, simplemente, puede ser sencilla. Está claro, la buena suerte se crea y para ello tienes que provocar que las cosas sucedan.
Pablo Villanueva
dic 04, 2012 @ 11:50:44
Muchas gracias por tu comentario, Eli. Comparto lo que expones. ¡Adelante!
Management – Libros (2) “Objetivo:Confianza” | Eclosion: coaching & desarrollo – Pablo Villanueva coach, formador, equipos y creatividad.
dic 19, 2012 @ 09:59:35
[…] Emocional, como son la importancia de equilibrar el binomio “dar-recibir”, la proactividad, o saber emitir (y recibir) feedback también son compartidos en diferentes momentos del […]
David
dic 20, 2012 @ 22:09:57
Hola a todos,
En primer lugar quiero felicitarte Pablo por este magnífico Blog. Felicidades! está chulísimo, me encanta.
Me gusta mucho la metáfora, los comentarios y las aportaciones que habéis hecho todos.
La proactividad. Qué es. Para mí, es una manera de ver, sentir y hacer las cosas. Es lograr lo que quieres, gracias a lo que eres, sabes y haces.
Como me encanta el billar voy a explicároslo con una analogía:
Pienso que el billar es como la misma vida. No eliges muchas veces si vas a ir a lisas o a ralladas…, si las vas a tener más fáciles o más difíciles…, lo que si elijes, es como jugar la partida. Y ya te digo yo, como jugador experto que soy, que el taco (palo de billar) y la tiza son lo de menos.
Un abrazo fuerte a todos.
Pablo Villanueva
dic 20, 2012 @ 22:12:52
David, enhorabuena por tu doble proactividad. ¡No me ha dado tiempo ni a mandarte el link!
Te felicito por el comentario que compartes y por la analogía que plasmas. Muy bien traído. Estamos en contacto. Un abrazo grande!
Marga
ago 14, 2015 @ 15:29:49
Es curioso ver como por dentro quizá se nos pasa la idea por dentro pero luego nos damos mil excusas para no ejecutarlo. O bueno, en mi caso la parálisis por análisis también lleva su tiempo