Coaching y PNL– Metáfora (4) ¿El mapa es el territorio?

Las personas no experimentamos la realidad tal como es, sino a través de nuestra interpretación. Desde esta premisa no existe una única “realidad” pues cada uno de nosotros tenemos una forma de sentir y de pensar que hace que vivamos las situaciones de una manera singular y diferente a los demás.

Dado que no hay dos personas exactamente iguales y que, según lo dicho anteriormente, en este mundo en el que vivimos no existen las verdades absolutas, nada será blanco o negro y todo dependerá del color del cristal con el que miremos. Y por eso, ninguno de nuestros mapas mentales refleja el mundo de una forma completa y exacta.

La frase “El mapa no es el territorio” fue promulgada por el lingüista polaco Alfred Korzybski en su obra Science and Sanity (1933) y posteriormente pasó a ser integrada como postulado básico de la Programación Neurolingüística (PNL).

Su supuesto origen se remonta a la I Guerra Mundial cuando Korzybski, acompañado por el batallón que lideraba, cayó en una zanja que no figuraba en ninguno de los mapas que estaban usando para desplegarse por el terreno en el que se desarrollaba el conflicto bélico.

Esta experiencia hizo a Korzybski inferir que, de la misma manera que un mapa no es el territorio que representa, una palabra tampoco es el objeto al que se refiere. El conocimiento que podemos tener del entorno está limitado por la estructura de nuestro sistema nervioso y de nuestro lenguaje. Es decir, nunca experimentamos el mundo directamente, más bien lo hacemos a través de abstracciones, que configuran nuestros mapas mentales con los que interpretamos la realidad, haciéndola nuestra. Para leer una metáfora ilustrativa al hilo de todo esto pulsa en Sigue leyendo.


Lógicamente, cada uno de nosotros tenemos nuestro propio mapa mental. El sistema de creencias personales, la relación con nuestros padres, la educación, nuestras experiencias previas y las conclusiones que hemos sacado de ellas, entre otras cosas, son las variables que nos condicionan a ver las cosas de forma diferente. La siguiente narración sirve como muestra de lo explicado en este post:

“Una vez, un circo llegó a un pueblo, cuyos habitantes eran todos ciegos. Este circo traía un elefante, que al caminar por las calles hacía que todo el pavimento retumbase. Los habitantes estaban asustados porque no entendían qué podía hacer semejante ruido. Tras una larga reunión, decidieron mandar a los cuatro hombres más sabios del pueblo a que descubriesen de qué se trataba.

Cuando llegaron, el primero de ellos tocó la pata del elefante y pensó que aquello era fácil de explicar, ya que era similar al tronco de un árbol. Tras él, el segundo elegido tocó el cuerpo del elefante y pensó que aquello era como una pared. El tercer sabio tocó la trompa del elefante y pensó que aquello era semejante a una serpiente. Y, finalmente, el cuarto sabio tocó la cola del paquidermo y concluyó que aquello era como una cuerda.

Cuando se reunieron en la plaza del pueblo para explicar qué era aquello que hacía tanto ruido, comenzaron a discutir unos con otros al dar opiniones tan opuestas. El que había tocado el cuerpo del elefante y pensaba que era una pared, creyó que su compañero estaba loco al decir que aquello era como una cuerda, y así sucedió con todos. Al final, los cuatro sabios se enfadaron y dejaron de hablarse.

Unos días más tarde, pasó por el pueblo un tuerto que había oído el gran problema que había. Todos fueron corriendo a preguntarle quién tenía la razón. Cuando el tuerto dijo que todos tenían la razón, la gente pensó que se había vuelto loco. Entonces él explicó cómo el elefante tenía el cuerpo como una pared, las patas como troncos, la trompa como una serpiente y la cola como una cuerda”.

Fuente: Narración tradicional

Una de las utilidades del Coaching es precisamente la de ayudar al coachee, o cliente, a tomar conciencia de las posibles limitaciones de sus mapas mentales, buscando una apertura de opciones que repercuta en la obtención de mejores resultados.