Coaching – Metáfora (29) Monedas al aire y encrucijadas decisionales

Recientemente, en una formación sobre Inteligencia Emocional que estaba compartiendo, una joven a la que no conocía y que se encontraba entre los participantes me formuló una pregunta sobre la mejor manera para tomar decisiones importantes en la vida. Comentó que tenía una carrera científico-técnica y que en su trabajo diario manejaba cantidad de herramientas y métricas para la monitorización, seguimiento y mejora de los diferentes procesos de los que estaba al cargo.

Coaching – Metáfora (29) Monedas al aire y encrucijadas decisionales

Para poder reencuadrar su pregunta y anclarla con un caso real le respondí:
Bien, supongamos que alguien está debatiéndos si casarse o no con su novio...
La chica enrojeció por completo, se agarró el cuello con la mano y se giró hacia su novio que, casualmente, estaba sentado también la formación, junto a ella. Al percibirla descolocada, me disculpé con ella y le sugerí un viejo método infalible para tomar deciciones, aunque con un enfoque y sentido totalmente novedoso.
Le propuse que lanzase una moneda y lo echase a cara o cruz. Cara me caso, cruz no me caso. La muchacha me miraba entre atónita y decepcionada.
Me apresuré a dotar de contenido a mi planteamiento:
Cuando tengas el resultado del lanzamiento, observa tu estado y reacción emocional.
Throw a Coin
Viendo que su vertiente lógico-racional aún me pedía más información, proseguí:
Supongamos que sale cara, lo cual significa «me caso con él»: ¿sonríes feliz y calmada? ¿Frunces el ceño y te quedas pensando si deberías tirar la moneda al aire tres veces y quedarte con el resultado que más veces salga?.

Desde su posición en la sala, la joven asentía y me mostraba que comenzaba a entender mostrando una leve sonrisa de alivio. Me dispuse a terminar la explicación:
Tu reacción arroja luz sobre lo que realmente quieres. Cualquiera que sea tu reacción emocional, te da una buena pauta en la que apoyar tu decisión. Echar una moneda al aire tan sólo es un instrumento más con el que averiguar qué es lo que te está pidiendo tu corazón.

Nuestras carencias en competencias emocionales muchas veces nos limitan a la hora de progresar y desarrollarnos en la vida. La Inteligencia Emocional nos equilibra. Aprender a escucharnos y a reconocer nuestras emociones nos sirve de brújula en las decisiones importantes de la nuestra vida, respetándonos y siendo empáticos con el resto de personas implicadas en la encrucijada.

Nota: Me gustaría dedicar este post a los participantes de 11ª Edición del Taller de Inteligencia Emocional (IE1) en Valladolid (Octubre 2017)