Coaching – Metáfora (26) Superman y la respons(h)abilidad

En algún lugar del Planeta Tierra, sumidos en la oscura madrugada, un conjunto de personas está mirando al estrellado cielo con rostro de preocupación. Algo suena de pronto y uno de los integrantes del grupo señala con su dedo hacia arriba:
¡Allí, mirad todos!
Un fugaz punto rojo y azul aparece aproximándose en el firmamento y se va haciendo paulatinamente más grande. Enseguida puede distinguirse la poderosa figura del héroe. Es Superman, ha acudido a la llamada.

Se posa suavemente en el terreno delante del grupo y se dirige a ellos mientras su capa reposa:
Saludos, ¿por qué me habéis llamado? ¿qué queréis de mí? No detecto ninguna emergencia o peligro por aquí.
En un primer momento todos están impresionados y al principio nadie contesta. Finalmente una tímida voz surge del grupo:
Te hemos llamado porque te necesitamos… Las cosas cada vez están peor… La crisis está azotando al país y también al planeta… La incertidumbre aumenta… Cada vez hay más personas en situación de riesgo…; cada vez surgen más injusticias… más desastres… ¡Te necesitamos!
Por un momento se hace el silencio.
– Está bien, ¿y para qué me necesitáis exactamente?

Un nuevo silencio llena el espacio.
- Porque tú… tú eres Superman, tienes super-poderes… Tú puedes volar… Tú puedes incluso penetrar el interior de la Tierra… Con tu visión puedes ver lo que pasa en cualquier lugar del mundo… Nosotros… necesitamos tu ayuda…
Superman atiende la conversación con los brazos cruzados y una expresión seria y reflexiva en su rostro.
- Dejadme que os haga una pregunta: vosotros los humanos, ¿acaso no podéis volar?
Por un instante, se produce un silencio absoluto que alguien rompe:
- ¿Cómo?
– Os pregunto si podéis volar, incluso más rápido que la velocidad del sonido.
– Hombre,… sí, es verdad, podemos «volar», pero…
– Hum, ya veo. Y, vosotros, los humanos: ¿no habéis sido también capaces de, por ejemplo, unir dos continentes construyendo un túnel nada más y nada menos que bajo el mar?
Más silencio sepulcral.
– ¿Y acaso no sois capaces de ver con vuestros satélites lo que ocurre en cualquier momento sobre la faz de la Tierra? ¿Acaso no tenéis tecnología para comunicaros con cualquier persona del planeta, esté donde esté?

La cortina de silencio se va haciendo cada vez más y más densa.
- ¿No es cierto que sois capaces de ganar terreno al mar, modificar el curso de los ríos y dosificar su caudal o incluso mover montañas y pasar a través de ellas? ¿Acaso no sois capaces de sacar energía del mismo Sol, como hago yo, para abastecer a la humanidad? ¿No tenéis todos esos poderes y muchos más? Entonces… ¿Para qué me necesitáis?

Tras varios minutos de duda y estupor, otra voz surge del grupo.
- Pero verás, Superman, es mucho más complicado. Lo que está ocurriendo es que los políticos están arruinando el país, tomando decisiones que sólo les interesan a ellos y a la gente de su círculo… No es tan sencillo.
Superman escucha y reflexiona unos segundos.
- Entiendo, pero… ¿acaso no sois vosotros los que votáis en la Tierra cada cierto tiempo para escoger a vuestros «líderes» y «representantes»?
– Sí, claro, pero… no es suficiente; por que los políticos prometen una cosa y luego hacen otra… No basta. En realidad es una supuesta democracia, pero no están simple como eso. Es una cuestión sistémica.
- Comprendo, pero… ¿no sois los humanos capaces de cambiar un gobierno cuando no cumple su cometido? ¿No podéis hacer esto con vuestra voz o vuestro voto?
El murmullo y los cuchicheos se hacen notar entre las personas del grupo. Alguien se pronuncia poniendo voz a la multitud:
-  Sí,… Así es. En realidad es así, Superman.
– Entonces, ¿para qué me necesitáis?
–  Bueno, en realidad los que mueven los hilos son las grandes corporaciones… Y los bancos. Ellos están detrás de todo esto… Manejan las situaciones desde la sombra… Provocan crisis a nivel mundial… No es nada sencillo de abordar. Está todo interconectado.
Superman mira con humana empatía las caras de las personas del grupo.

- Ya veo,… Y sin embargo, en otras muchas ocasiones, ¿No habéis destapado los tejemanejes poco éticos de algunas grandes multinacionales? ¿No habéis sido capaces de hacer notar lo que hacían mal y denunciarlo para que fuera llevado a la justicia?
El grupo observa con los ojos y oídos muy abiertos las preguntas que les lanza el héroe.
- Respondedme, amigos… ¿Para qué me necesitáis?
– Es que los tiempos son cada vez peores, Superman. La gente, la gente es cada vez más egoísta. Cada uno mira exclusivamente por lo suyo.
– Si, ya veo… Y desde luego que lo entiendo. De hecho, cada vez lo entiendo más. Tras muchos años de convivencia aquí, con vosotros, creo que ahora mismo habéis logrado abrirme los ojos definitivamente.
– !Claro!, al fin… La gente es egoísta, Superman. Este es el gran problema…
Superman interrumpe tajante el murmullo creciente del grupo:
- ¡¿La gente?! ¡¿La gente?! ¿Y qué me dices de ti? ¿O de ti? ¿Qué me decís de vosotros? ¿Acaso esperáis que sean los demás los que solucionen vuestros problemas? ¿Esperáis que la mera queja cambie lo que no os gusta del mundo? ¿Qué es lo que realmente hay en vuestros corazones? ¿Qué recursos tenéis a vuestro alcance?
Un rotundo silencio rodea el lugar… Más calmado, Superman comienza a hablar mientras se quita la capa.
– Yo creo, afirmo, que en vuestros corazones hay mucho más. Puedo ver lo que hay dentro de vosotros. El gran potencial que hay más allá de las fronteras de vuestros miedos, de vuestro conformismo, desgana y pasividad… Es vuestra responsabilidad. Vuestra habilidad de responder.
Tras dejar la capa plegada en el suelo y su traje junto a ella, dice:
- Os doy las gracias porque hoy me habéis ayudado a entender. Desde luego podéis contar conmigo. Siempre acudiré cuando lo necesitéis. Siempre lo he hecho y siempre lo haré… Pero a partir de ahora tendréis que contar conmigo como uno más de vosotros. Sólo soy uno más a vuestro lado.
Comienza a alejarse mientras pronuncia una última frase de despedida:
- Ya sólo soy unos más de vosotros… Ahora mismo, ya mismo… En realidad, cada uno de vosotros,…
Cada uno de vosotros es SUPERMAN.


Nota:
Me gustaría dedicar este post a los alumnos que este mes finalizan la 4ª Edición del «Experto en Coaching Personal» de Valladolid