Coaching – Metáfora (10) Disonancia y cambio

El cambio casi nunca es sencillo. Solemos resistirnos a las excursiones más allá de la zona de confort y, no obstante, es allí donde habitualmente está el mayor de nuestros aprendizajes. Hablando en términos generales, supone un error pensar que se puede arrastrar a alguien hacia algún tipo de cambio sin que ello genere una serie de consecuencias. Este error tiene aún mayor dimensión cuando las invitaciones a dicho cambio no han sido respetuosamente adaptadas a los valores de la persona o a sus condiciones prevalecientes.

La siguiente metáfora, sencilla y humorística, tiene tanto impacto, claridad y fuerza como cualquier explicación más larga y pretendidamente más seria o transcendental…

Cierta tarde un anciano campesino iba paseando por un camino rural. Miró en dirección a uno de los prados del paisaje y vio a un grupo de mujeres jóvenes bañándose desnudas en un pequeño lago. Mientras proseguían disfrutando de la naturaleza el hombre se acercó pausadamente.

Las mujeres se percataron de la presencia del anciano y se avisaron rápidamente las unas a las otras. Una de ellas gritó: «¡No vamos a salir del agua hasta que no te vayas!»

Acto seguido, el resto de mujeres se sumergieron hasta el cuello, permitiendo que el agua cubriera sus cuerpos por completo. Una vez en dicha posición, esperaron la reacción del anciano, que se mantuvo impasible mientras adoptaba una postura cómoda.

Observando la situación, el campesino respondió educadamente: «Bien señoritas, pero yo no he venido aquí para ver a un grupo de damas bañándose desnudas, ni tampoco correteando por los prados como Dios las trajo al mundo»

Tras una breve pausa, añadió: «He venido exclusivamente a darle de comer al caimán».

En Coaching, llamamos «generar disonancia» al arte de introducir un «caimán» en las experiencias de los demás. Muchas veces, las personas necesitan percibir algún que otro «caimán» con el fin de poder articular y llevar a cabo las estrategias necesarias para materializar un determinado cambio. Son «guiños» que un coach puede insertar para invitar al cliente a la sana exploración más allá de zona de confort.

Los «caimanes» tienen que ser apropiados al contexto, la situación, nivel de talento y sistema de valores del coachee. Un «caimán» bien escogido es, además, un elemento impulsor para catalizar el pensamiento creativo e invitar a la persona a experimentar fuera de sus modelos mentales compartimentarizados [outside of the box]

Fuente primaria: Alain Haggar

Nota: Me gustaría dedicar este post a Santi Alonso,  asistente a la II Edición del Taller de Inteligencia Emocional en Valladolid (Septiembre 2012), y también a todas las personas que, en alguna ocasión, han puesto un «caimán» en mi vida.