Coaching – Metáfora (30) Los tres ancianos

Hace años una mujer estaba regando las flores de su humilde casa y vio a tres ancianos sentados en las escaleras de la casa que había frente a su jardín. Los simpáticos viejecitos observaban con atención cada cuidado que la mujer destinaba a sus plantas.
Ella no los conocía y les dijo:
- ¿Son de por aquí? Sus caras no me resultan familiares; si vienen de lejos deben tener hambre. Por favor entren a mi casa, les prepararé algo para coman comer. 

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Ellos preguntaron:
- ¿Está el hombre de la casa?
-No, no está. Respondió ella.
-Entonces no podemos entrar, dijeron ellos.
La mujer volvió a la casa tras encogerse de hombros. Al atardecer, cuando el marido llegó, la mujer le contó lo sucedido.

Tras escuchar el relato, el marido sugirió:
- Puedes decirles que ya llegué. Si te parece bien, los animaremos a entrar de nuevo. Llevan todo el día ahí sentados. Tendrán hambre.
A la mujer salió a invitar a los ancianos a pasar a su casa:
- No podemos entrar a una casa los tres juntos, explicaron los viejitos.
- ¿Por qué?, quiso saber ella.
Uno de los hombres apuntó con su arrugado dedo hacia otro de sus compañeros y explicó:
- Su nombre es Riqueza.
Luego indicó hacia el otro:
- Su nombre es Éxito
Finalmente miró a la mujer y dijo:
- Y yo me llamo Amor. Ahora, por favor, vuelve dentro y decidid juntos a cuál de nosotros tres queréis invitar a casa. 

La mujer entró a su casa y le contó a su marido la identidad de los ancianos y lo que le dijeron.
Al hombre se le iluminó la cara y rápido concluyó que invitaran a Riqueza para que entrase y llenase su casa.
Su esposa no estuvo de acuerdo y opinó:
- Querido, ¿porqué no invitamos a Éxito?
La hija pequeña del matrimonio estaba escuchando, mientras jugaba, en la otra esquina de la habitación. Fue corriendo hasta sus padres y susurró:
- Papá, mamá, ¿no sería mejor invitar a Amor? Nuestro hogar estaría entonces lleno de amor.
Haciendo caso de la sugerencia de la hija, ambos salieron de la casa para invitar a que Amor fuera su huésped invitado. Amor se levantó de su peldaño y comenzó a avanzar hacia la casa. Los otros 2 también se levantaron y le siguieron. Sorprendida, la dama les preguntó a Riqueza y a Éxito:

- Elegimos invitar sólo a Amor ¿porqué ustedes vienen también?
Los ancianos respondieron al unísono:
Si hubieras invitado a Riqueza o a Éxito los otros 2 habrían permanecido afuera, pero ya que invitaste a Amor, donde vaya él, todos vamos con él.

Donde quiera que hay amor, hay también riqueza y éxito.